Apuntes para el
concepto: Metaprovincia[1]
(1814-2014)
"...el capitalismo nacional produjo una urbanización equilibrada
que la penetración del capital extranjero pervirtió".
Singer 1975
"En Italia, Coca-Cola es italiana."
Mattelart (1981)
¿qué ocurre… con la transformación de la arquitectura,
de ese espacio doméstico…la proximidad cotidiana
el intervalo de… habitaciones… la disposición del edificio..."
Virilio, 1997
"¿Dónde acaba una ciudad y comienza otra? Los límites son
puramente administrativos y artificiales y no tienen ningún
sentido geográfico, simbólico o político"
Cacciari, 2010
que la penetración del capital extranjero pervirtió".
Singer 1975
"En Italia, Coca-Cola es italiana."
Mattelart (1981)
¿qué ocurre… con la transformación de la arquitectura,
de ese espacio doméstico…la proximidad cotidiana
el intervalo de… habitaciones… la disposición del edificio..."
Virilio, 1997
"¿Dónde acaba una ciudad y comienza otra? Los límites son
puramente administrativos y artificiales y no tienen ningún
sentido geográfico, simbólico o político"
Cacciari, 2010
Si decimos provincia estamos hablando de
un “fantasma”, esa figura (“escena”)
psicoanalítica que nos aproxima, “fallidamente”, a aquello de lo que nos
alejamos. Y es que el término Provincia,
en México, hace dos siglos (1814) perdió su realidad jurídica y Colonial, sobre todo su Real
Constitucional, sin embargo el concepto –su aspecto subjetivo- se ha impuesto en
el imaginario y la cotidianidad mexicana como un lastre identitario. En ese
transcurso, los que se benefician con las connotaciones del fantasma provincia
no son precisamente aquellos en quienes,
además se promueve el centralismo y la dependencia.
En
tanto fantasma que estructura la realidad social (fantasía
ideológica) mientras México propone su Independencia, la Provincia se torna: añoranza por el
vínculo (ligazón) peninsular, medio para el escarnio/sometimiento (provincianismo),
o Ideología de la democracia provincial (des-centralismo ochentero). En todo
caso, un desplazamiento del Amo se vislumbra o infiere en las implicaciones de la
expresión provincia que, desde la segunda década del siglo de las luces, comienza
a utilizarse en México.
Nuestro
país deja de ser Provincia e inician, construyen o establecen otros imaginarios
(ideología) sobre la provincia, que si
bien siguen la fórmula del amo, ahora fijará la dinámica torno un “centralismo
liberal”, del tipo Latino Americano. Recordemos a ese personaje del cine
mexicano de época, sentado en el parque o la sobremesa, platicando a sus
entusiasmados escuchas las historias de tiempos mejores relacionados con la
“madre patria” o sus vivencias en la “Capital del país”. Se aprecia que en
casos poscoloniales “una comunidad de amos sería imposible”, como necesaria la
presencia del amo, ya que su dialéctica (la dialéctica del amo), el deseo
inconsciente por el sometimiento (las ganancias secundarias) que se observa en
lo provinciano es estructural, inmanente y cuya dinámica no corresponde a lo
preestablecido ni a la cultura actual. Pero que el Rig Veda ya había fechado
cualquier cantidad de milenios atrás.
En
la transición colonial los elementos constitutivos que hacen de la provincia la
representación del amo, quedaron intactos –cualquiera que éstos fueran-, el
término Provincia se mantuvo, de muchas formas, vigente. Esa “energía” (“nudo sintomático”) desconocida que hace
inaprensible o incomprensible lo real del término, reafirma su calidad de
imposible, impenetrable, arcano, como si nos indicara que siempre hay algo más que queda fuera en ese momento (recordemos
el ejemplo del prisma: un prisma delante de nosotros, nunca podrá ser visto en
su totalidad, un lado siempre queda fuera de la mirada), para volver más tarde.
Años
más tarde, ese más allá, que guarda
toda relación “amo-esclavo”, forzan la dinámica del término provincia a tomar
otras caras, sentidos, rumbos, matices, máscaras, mientras la identidad del
pueblo mexicano se re-configura. El estereotipo provinciano por excelencia de
aquellas épocas es don “Susanito” (magistralmente representado por Joaquín
Pardavé y la dinastía Soler) o del tipo “las hermanitas Vivanco”; le siguen Pedro Infante, Piporro, la oleada sesentera en
la generación-reproducción de imaginarios
estigmatizantes sobre la provincia y lo provinciano.
En
perspectiva se ve que, cuando la Nación mexicana se libera del yugo español ahí, desde la primera temporada del suceso, se
establece la fantasía (el fantasma) llamada provincia. Ya que es una fantasía, la situación está dotada de suficiente “energía libidinal”, que la hace constante,
eterno retorno, o una suerte de “fijación”.
Vamos
reuniendo las hebras que trenzan ese
nudo fantasmal (“nudo sintomático” llamado provincia), cuyos hilos podemos
clasificar en las parcelas de la identidad-subjetividad. Aunque a la vez vislumbramos
que los hilos de ese nudo provienen de variadas direcciones. Esa realidad que
se ha generado en torno a la provincia tiene inesperadas consistencias y
materiales, que a primera vista pueden parecer chocantes, opuestos,
contradictorios. Pero si nos alejamos un poco pareciera que, en tanto “fantasía
social”, la escena está condensada y oculta su ganancia, lo que nos ayuda,
aproxima, a comprender por qué en los momentos en que América Latina lucha por
(re)agruparse e “independizarse” de los
grande mercados y potencias, mientras lees esto (2014), países como Chile o
Argentina emplean el término Provincia no solo de manera legal/formal, además:
Constitucional.
En
la Constitución de Apatzingán, como ocurre en Chile y Argentina hoy día, Provincia se emplea en el sentido guardado
por la Constitución de Cádiz hacia 1812,
que a la sazón es una máscara neocolonial-ecoadministrativa a pesar de que, con
la implementación de la Constitución de Cádiz, España expandía su último
macro-estertor Colonial. Se desprende de los documentos que las reminiscencias......
.....Otro
hecho palmario nos allana el camino
hacia el rol que jugaron los media en
la construcción del sujeto provinciano. La siguiente situación que se reproduce,
al punto de cliché, funcionará como
ejemplo del profundo grado de penetración que este sistema de medios ha logrado
entre el visionado. El maridaje “sal - limón - tequila” se establece por las películas del tipo
“Charros contra Gangsters” de Juan Orol, y no
por la costumbre comunitaria, también pagana, de consumir algo
fresco con la endiablada bebida, que más
bien se supone habría de ser jícama, toronja, alguna fruta refrescante o
cacahuates, si era de noche. Alberto Bandura con su propuesta del aprendizaje
vicario, tendría algo que agregar a este particular.
Más
situaciones se anexan y ayudan a trenzar los hilos de provincia-provinciano,
pues ello es necesario para la implementación de los nuevos ordenamientos
económicos, pero también por que, a largo plazo tampoco los media hubieran
podido contener esa necesidad “del, o en el” mexicano por lo provincial. Esas situaciones que comienzan a atraer
inversiones a los estados están relacionadas con el hecho de que la provincia
también se entiende como territorio de layes laxas, de predios y normatividades
económicas. Impuestos soslayables y burócratas sin escrúpulos. Las trasnacionales
se consolidan en los territorios de la federación.
Los
media hicieron su labor y la aceleración de la industria toma la estafeta en
medio del parte aguas social que ocasiona la explosión demográfica en la
segunda mitad del siglo XX, la cual no fue contemplada por los gobiernos
federales o estatales, todavía más preocupados en la “Reforma Agraria”
(procesos primarios), que en administrar el incipiente caos generado en la vida urbana de las capitales estatales,
las cuales comenzaban a ser territorio de los “procesos secundarios”. Aunque si
bien estos procesos de manufacturación han llevado a México a la compleja y
controvertida situación que hoy día padecemos tanto como disfrutamos.
(El
cliché del “goce”, imposible de ser percibido por personas enajenadas con su
propio goce, nos lo da el retrato del niño de la calle –éste a su vez,
evidencia las contradicciones- que disfruta una golosina/fruta/juguete/droga
“cualquiera”, en medio de su paupérrimo horizonte. La escena resulta
conmovedora por gozosa. Si no es posible
o no se “gusta” deambular como flaneur
en las calles de la ciudad, territorio de altos contrastes sociales -clase
media↑ vs pobreza extrema- y también
lugar de profundos contrastes del goce,
es posible volver la experiencia, sólo retiniana, a ese “surrealismo social” mediante
el cine. Lo registran magistralmente, entre ellos Kurosawa o Vittorio d Sica (
Ladrones de Bicicletas), L. Buñuel [5], Luis
Alcoriza, Felipe Cazals, Juan Orol. Vemos en esas escenas los contrastes del bienestar, relacionados con los ajustes-desajustes,
provocados por la apretada vida al extenderse las ciudades.)
Las
inversiones extranjeras inundan-transgreden la geografía nacional y local con
variadas intenciones, siguiendo la tradición de anteponer la inversión industrial, por más artesanal que sea, a la
tradición y “el costumbre”. Agreguemos la ilusión de un “nuevo federalismo”.
Situaciones de esta envergadura rondaron la otrora Provincia mexicana, que si
bien toma forma-transforma-expande y disemina en los últimos 160 años, el
proceso de crecimiento en aquellos siglos se produce de manera más o menos
“moderada” y quizá hasta orgánica. Con la llegada del capital extranjero a las “ciudades-Estado”
(ancestrales), ciudad capital, ciudad distrito, que habían sido relegadas por
su carente infraestructura, hace no más de 40 años, inician su alocada
expansión industrial, por más mediana industria que sea, es más probable que su
compromiso con el entorno sea nulo.
Más
gente migrando a las ciudades implica más empresas para satisfacer las
necesidades vitales y secundarias. En el territorio nacional las plantas de
manufacturación y fábricas con nueva tecnología, así como las grandes unidades
habitacionales brotan como “eucaliptos”. En Oaxaca es el tiempo del INFONAVIT,
FOVISSTE, IVO* y de los créditos
hipotecarios. Las principales ciudades al interior del país, por
antonomasia capitales de los Estados
-municipios o distritos[6]-, inician
su expansión a niveles o ritmos poblaciones no contemplados y por ende, para
esos tiempos, fuera de toda urbanización realista. Los paliativos aumentan. Se
concesionan rutas de transporte urbano, los taxis ya no son suficientes y los
permisos, más supeditados a vaivenes políticos, son problema y no solución. En
la zona conurbada conformada por otros municipios, parroquias, comunidades llena de baldíos intermedios, que implica el
perímetro de la capital oaxaqueña, se
establecen industrias refresqueras, los deshuesaderos automotrices, centros deportivos
y demás tipo de esparcimiento, estaciones de gas metano, madererías,
constructoras, purificadoras de Agua, Rastros.
En
la década en que el equipo de futbol “América” obtiene más campeonatos, los
80´, la sombra del nuevo federalismo implica
mayor autonomía –mayores recursos- a los municipios de los Estados. Aumentan los mitos: Fábricas y Hospitales fantasma. El
ratón loco. Carreteras a ninguna parte. Puentes sin río pululan. Lastres como
mitemas. Sin embargo son lastres que guardan más relación con las personas que
con la democracia per sé. Aún así, la infraestructura comunicacional en el país se extiende
y se da la transformación “industrial”
de la orografía local. Las ingenierías cambian la geografía (presas, caminos,
puentes) a la par que la arquitectura muda la apariencia de las ciudades en el
sentido que describe Subirats (1997), siguiendo a Le Corbusier: “…como un espacio industrialmente producido
para una existencia humana programáticamente definida como producción y
reproducción de la fuerza de trabajo”.
De
igual manera, la nueva ciudad se prepara para recibir las oleadas migratorias
que desde aquellas décadas no cesan. Si es nueva ciudad o no, puede estar en
entredicho, lo que es tangible son sus cambios y transformaciones y, en esta parcela sí, el sentir común guarda
primacía: “la ciudad ya no es como antes. Antes era… había más árboles. Los
perros se amarraban con chorizo”.
El
crecimiento poblacional en los Estados obliga a hacer de la planificación
familiar proyecto nacional, finalizan los años 80´ y la contaminación ambiental,
la falta de vivienda digna, la salud, ya
no son problemas particulares de las grandes urbes. En Oaxaca se reaviva la
industria del mezcal.
Después
de los 80 ya es tarde. Las inmensas porciones de tierra (baldíos intermedios)
que implicaba la periferia de las ciudades mexicanas junto con municipios
aledaños y colonias satélites se han
trazado. Se van acumulando los fraccionamientos o colonias habitacionales, tan
reguladas en su expansión como el tintineo que un puño de monedas hacen al
llenar el cochinito del ahorro. Lo que pareciera un comportamiento rizomático
no lo es. La mancha urbana se ha
extendido sin más lógica que la del negocio, convirtiendo la periferia
“provinciana” en “Centro”, excéntrico, de otro tipo de negocios cuyo potencial
económico lo hacen permanente y “viable”.
Se teje una especie de red intermunicipal-capital que prepara lo que en
los 90´y el nuevo milenio determina el “nudo sintomático” de muchas provincias
mexicanas: “poderosas distracciones” para la ciudad que se enhebran entre el
ajuste-desajustes-desbarajustes social y el “desarrollo”
(industria-vialidades-ocio). Las drogas terminan por encajar en esos “baldíos”
legales y sociales en que brotan, reconstruyen o resurgen las ciudades
maquiladoras, ciudades mano de obra, ciudades alojamiento, ciudades ilusión, ciudades
administrativas. Tan bien sugeridas a través del incipiente “nuevo cine”
mexicano por Luis Estrada, Laura Esquivel, Nicolás Echeverría, Carlos Reygadas ,
donde delatan un tardomodernismo como anatema o imposible.
Como
toda sociedad tardomoderna la fantasía se enmascara, en el primer lustro de la
década de los 90´, en México, en tanto “ente” se percibe a la provincia transustancializada. Ora se le encuentra como
elemento estigmatizante (quítate el sombrero, no seas ranchero) y del folclor
(manufacturas)[7], ora como dinámica
asimétrica ante lo cosmopolita y moderno (brechas en la salud, alfabetismo,
comunicaciones, digital). En Oaxaca es
tiempo de hablar, pero sobre todo construir otras vías, rutas y caminos para
los tránsitos de personas, autos y bicicletas, en tanto las Avenidas primarias,
las arterias secundarias, las calles o los andadores que existen no dan fluidez
a los nuevos ritmos de la ciudad conglomerada en que se han convertido la
ciudad capital, la ciudad-municipios,
ciudad-distrito.
Cantidad
de burócratas regresan a sus Estados, jubilados y/o con ganas de integrarse y
apostarle a la dinámica provincial. Las descentralizaciones se ponen en marcha,
el nuevo federalismo está a todo lo que da. Las instituciones se
tardomodernizan, los cambios se evidencian en la política y la arquitectura. En
la ciudad de Oaxaca el antiguo IFE, estrena un flamante edificio. Se traza un
“libramiento norte” que es abandonado por presiones de grupos ecologistas y
vecinos de varios municipios periféricos, algunos conurbados, que hoy día
son parte de la ciudad. Es tiempo de los últimos burros derrapando en el
asfalto cargados de carrizos, alfalfa,
comales, guajes, o su jinete. La súper carretera, epítome de la
tardomodernidad (ingeniería política), que conecta la ciudad que gobernó Benito
Juárez con el resto del país, a la vez
evidencia el centralismo –estamos comunicados
con la capital-, da luz a la
incipiente actividad turística de impacto industrial. Aunque Oaxaca siempre fue
“turisteable”, ancestralmente hablando, sólo hasta la creación del Huatulco por
SEDETUr, Oaxaca conoció los estragos del “gran turismo”.
Diferentes
formas de administración pública son la moda, están enfocadas a los Estados y
más tarde a los municipios. Como se sabe, como ocurrió, sólo en teoría (en un
sentido etnocentrista) las administraciones tienen otras intensiones y deseaban
intervenir los nichos ecológicos de manera más “amigable”, aunque ciertamente
las semillas se sembraron. Como sea, proliferan los programas gubernamentales y
Asociaciones civiles que promueven de manera “estructural” la educación, la
infraestructura, la ecología y nuevas tecnologías (1ª, 2ª, 3ª, 4ª Estrategia Internacional del Desarrollo para el Decenio de las Naciones Unidas para el
Desarrollo", 1960-1990).
México no es la excepción, en el interior de la República la transformación de
los Estados se hace evidente.
Estos
cambios acaecidos en un tiempo muy corto, tan sólo en los últimos 30 ó 40 años, finalmente han modificado la dinámica social,
geográfica, política, arquitectónica en el territorio de las capitales
estatales. Gran parte de las ciudades[8]
mexicanas comienzan a padecer esos cambios, sumemos también ahora lo.::.......
-----El
crecimiento, y políticas públicas insensibles –, de las ciudades llega a tal punto que se han trastocado, o
anulado, los viejos símbolos (ahora
convertido en afiches) que antaño generaban o preestablecían arraigo entre los
habitantes. En ese proceso de absorción
el Estado, perversamente, se ha encargado de transformar los símbolos
históricos locales, primero arquitectónicamente y luego en lo
espiritual-psicológico pináculo de las identidades.
Se
absorben y unen a la plasta de concreto municipios aledaños y demás territorios
conurbados, cinturones de miserias, basureros que se establecieron o ya
existían en el perímetro. La ciudad-distrito, ciudad-municipio, ciudad-capital,
ciudad trasiego, es ahora ciudad aglomerada un espacio o territorio citadino
indiferenciado, donde las juventudes no encuentran definición ni identidad, ya
no se reconoce el lugar de nacimiento. Esta situación indica el desarraigo a que se ha llegado y fractal de lo que ocurre en la metrópoli. La
provincia y lo provinciano ya no puede ser comprendido bajo antiguos
sortilegios y mitemas. Tampoco los mitos que los nuevos colonizantes -sean los
grandes bloques (G-8), o grupos (100 super millonarios), o transnacionales-, intentan imponer, tienen logros perdurables o
estructurales. La dependencia española fue desplazada por el Federalismo
estadounidense y, por lo tanto nuestra dependencia, la figura del amo, hacia
esa dirección.
A
este conglomerado de concreto-asfalto-personas-territorios-industrias, que ha dejado entrever su real desde la
Colonia, y donde hoy día la biopolítica y pospolítica han tomado su lugar, bien
podemos nombrar: Metaprovincia. Una ciudad territorio de territorios, ciudad-municipios,
ciudad aglomerada porque absorbió y fagocita la zona conurbada y
municipalidades a su al rededor, desapareciendo límites legales o imaginarios
(la periferia desaparece, ahora es anillo periférico excéntrico), pero sobre
todo culturales, sociales, emocionales en las comunidades que la circundaban, al grado de que el nicho ecológico
municipal está amenazado por lo más residual de “ la contemporánea cultura
electrónica”.
[1] Otra situación que llama
la atención, es que en su momento la constitución de Cádiz no se aplicó en las provincias Argentinas y
de otro países sudamericanos, que hoy día continúan utilizando el concepto en
términos constitucionales.
[2] Pensemos alguna película
de época del “cine de oro” mexicano, sin dificultad encontraremos situaciones
donde el uso de lo provinciano y de provincia va de lo campirano a lo ingenuo,
de la falta de servicios a la insalubridad. De lo bondadoso a lo siniestro. Lo
provincial contrasta en casi todo, con el habitante citadino, tanto en lo moral
como en lo material.
[3] Es difícil no encontrar
época alguna donde la añoranza por la matria o patria se traduce en comentarios
sobre los buenos tiempos pasados, aunque nunca en tanta proporción ni con tanta
desesperanza como hoy día.
[4] Retroceder nos haría
llegar a las pinturas rupestres
repartidas por toda A.L. primeros vestigios tangibles de la subjetividad
humana.
[5] Huelga mencionar algún detalle del cine actual (Oscar, Ariel, Goya,
Cannes), piensen alguna película seguro
que juegan con ese tipo de “ambientes emocionales”.
[6] Para estos tiempos las demarcaciones políticas tienen más sentido,
pues según su rango serán la autonomía conque maneje todas sus recursos y políticas sociales, es decir cómo el partido
en alguno de los poderes ha de ganar
adeptos, posibles votantes.
[7] Como se sabe ahí están implicadas físicas y metafísicas, por lo que se
trata de cuestiones subjetivas pero también territoriales, o domésticos entre
los que se encuentran infinidad de adminículos y demás manufacturaciones.
[8] Recordemos que para la revolución mexicana ya existían jurídica y
Constitucionalmente ciudades en todo el territorio mexicano así ya se habla de
Ciudad Ixtepec, Ciudad de Tlaxiaco, Ciudad Cerdán.
Apuntes bibliográficos
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Bielsa, Rafael "Derecho constitucional". Roque De Palma. Argentina, 1959.
Cacciari, M. “La ciudad”. Gustavo Gili, 2010. España.
Ferre,r M. "La Constitución de Cádiz y su aplicación en la Nueva España", UNAM. México. 1993.
Ferrey,G. “El Indio costal”, Calamus. México, 2006
Mattelart A. y M. “Los medios de comunicación en tiempos de crisis”. S XII. 1979. México
Montalvo, J. “El cosmopolita I y II”, Ed. , México. 1965
Ruiz, M. Rafael. "Introducción al derecho y derecho constitucional". Ed. Trotta. España, 1993
Sagüés, N. "Elementos de derecho constitucional", tomo 2. Astrea, Argentina 1993
Sigmund, F. El malestar en la cultura”, Ed. México, 1987.
Singer, P. “Economía pol
Subirats, E. “Una última visión del para04
Subirats E, “Linterna Mágica, vanguardia, media y cultura tana. ” Siruela. España, 1997
Söterdijk, P. “En el mundo interior del capital”, Siruela, 2010, España.
Virilio, P.
Verón, E.
Vargas M.
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“Bienvenidos a
“Seis reflexiones Marginaltina
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